Llegó el día en el que tenía mi cita. Fui un poco antes porque han inaugurado un nuevo pabellón en el Hospital 12 de Octubre y había que ubicar el consultorio donde me iban a atender. El nuevo edificio era gigante y muy moderno, pero había una ligera tensión en el ambiente, pues los médicos no estaban contentos. Se quejaban de que todavía no estaba todo listo para iniciar las consultas en este nuevo lugar. Uno de los que se quejaba era mi doctor, y me percaté de que no andaba de muy buen humor. Mal asunto, pero vamos, como es un profesional no se iba a ver afectada la calidad de la consulta, ¿no?
Me reconoció rápido, claro, no todos los días tendrá a una mujer de 33 años con una enfermedad de personas de 60. Me preguntó si había sentido alguna mejoría luego del pinchazo. Yo le dije que a veces me daba la impresión de que sí y otras de que seguía igual. Me midió la vista, sólo del ojo derecho y ¡oh, sorpresa! había recuperado un 20% más de mi visión. Resulta que, la primera vez que me midieron la vista, estaba al 20%, cosa que me enteraba recién, y ahora estaba al 40%, por lo que eran buenas noticias. Luego me mandó a otra sala para que me echen las típicas gotas para dilatarme la pupila y ver cómo andaba mi mácula. Me aplicaron las gotas y me senté a esperar nuevamente.
Al cabo de mas de media hora, me volvieron a llamar. Una vez más me fotografiaron la retina con la maquinita esa que tienen. Esta vez el doctor no se tomó la molestia de enseñarme las fotos, como la primera vez. Esta vez, sólo las observaba él, en silencio. De pronto sólo dijo: "la hemorragia ha cedido y por eso hemos recuperado un 20% más de visión. Por ahora, no es necesario que te volvamos a pinchar". Yo con eso me sentí más que feliz. No había terminado de dibujar la sonrisa en mi rostro cuando agregó: "Pero la hemorragia puede volver y no vas a recuperar más visión. La idea es mantenerla en el 40%, que no vuelva a disminuir. Vamos a controlarte cada mes. Si la hemorragia vuelve, ahí tendríamos que volverte a dar otro pinchacito". Pinchacito? odiaba cuando decía esa palabra! Decía "pinchacito" como si fuera algo tan insignificante... y es algo tan desagradable... En fin, prefiero no pensar en eso que me entra el nervio.
Por otro lado, yo había estado leyendo acerca de la enfermedad en páginas web de asociaciones de Oftalmología, clínicas especializadas, entre otros, y resulta que es una enfermedad bilateral, o sea, que por lo general ataca a los dos ojos, no siempre en la misma proporción, pero ataca a los dos ojos. Además, encontré que existen complejos vitamínicos para "fortalecer" la mácula, basados en Zeaxantina y Luteína, que son usados en la prevención de esta enfermedad. Como mi doctor no me había dicho nada al respecto, le pregunté sobre estos temas y me respondió: "Te puede como no te puede dar en el otro ojo. No hay datos estadísticos ni nada. Eso sí, si sientes algo raro en el ojo izquierdo, ven a Urgencias inmediatamente. Respecto a las vitaminas, sólo te digo que hagas lo que hagas, tú tienes la enfermedad y no hay nada que la prevenga." Estas últimas palabras las mencionó ya sin mirarme a la cara, pues creo que él ya había dado por terminada la consulta y estaba escribiendo en su escritorio mientras hablaba. Me dio el papel para la cita del siguiente mes y eso fue todo.
No sé por qué, pero no salí contenta de ahí. Bueno, salvo por aquello de que no me tenía que volver a pinchar. Sabemos que es una enfermedad de ancianos o de gente que ha tenido miopías muy altas, pero NO ES MI CASO. Yo necesito un porqué y este doctor no me lo puede dar, por lo que decidí que necesitaba una segunda opinión.
Casualmente, mi marido pilló en la tele un programa sobre españoles reconocidos, en el cual hablaba una doctora investigadora especializada en Oftalmología. Ella mencionó la palabra clave: DMAE, acompañada de otra palabra clave: prevención. Apuntamos sus datos y le escribí un email. Al cabo de una semana, no me había hecho ni caso, pero le reenvié el email agregando, que sabía que estaba ocupada, pero que me gustaría que por lo menos me recomendase a alguien de su confianza para que pueda ver mi caso. Al minuto, recibí su respuesta en la blackberry. Era ella, pidiéndome el número de teléfono para llamarme.
Hablamos un buen rato. Era una mujer muy amable y me dijo que estaba sumamente intrigada con mi caso, pero que había tenido una semana de locos después del programa emitido. Me dijo que me podía recomendar a un especialista, que trabajaba con ella en sus investigaciones. Además, me habló de muchas cosas que el otro doctor no me había dicho nunca: me habló de los complejos vitamínicos, del uso del ordenador (que no afectaría en particular al desarrollo de mi enfermedad) y me dijo que no debía hacer esfuerzos exagerados. Por ejemplo, me habló de que si quería dar a luz mediante un parto natural, que yo estaba prohibida de hacerlo (eso sin problema, pues no lo tengo dentro de mis planes próximos). Me dijo que no podía mover cosas pesadas, nada que requiera un gran esfuerzo, entre otras cosas.
Finalmente me dio el nombre del doctor especialista, que resultó ser una eminencia en retinas. Gracias a esta doctora conseguí que la cita con este médico me la adelantaran para la semana que viene. Si no hubiera sido por ella, me hubieran citado para febrero del 2012. Ya veremos cómo me va con él.